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domingo, 31 de agosto de 2008

Ola Festival. El Nuevo invento de Sinnamon. 15 de Agosto de 2008




En esta época de florecimiento de los festivales musicales en nuestro país, parece que los chicos de Sinnamon le han cogido el gusto a esto de organizar saraos. El nuevo invento de este, no lo olvidemos, sello musical, fue el llamado
Ola! Festival, que tuvo lugar en la "playa" de Guardias Viejas, en El Ejido, Almería. Se trataba del cuarto festival organizado por el sello, además del Summercase, el Daydream Festival, el Creamfields Vigo y el ídem de andalucía.

El Ola! se trata básicamente de un festival sacado de la nada para acoger a la islandesa mas famosa de la galaxia, Björk, aún de gira presentando su disco Volta. Además, aprovechando el recinto que usualmente emplean para el Creamfields Andalucía, de música electrónica, era posible adquirir ambos abonos del festival, con derecho de acampada en una zona habilitada para ello, ya que tuvo lugar una semana antes.

Debemos admitir que el cartel no sólo giraba en torno a
Björk. Presentaba muchas propuestas interesantes, tales como los pioneros del Trip-Hop, Massive Attack, la sensación del año, MGMT, uno de los grupos más interesantes de los últimos 10 años, Kula Shaker, y además gente de la talla de y Goldfrapp, Starsailor, Hercules and Love Affair, Editors, Cut Copy y Digitalism.

Y aunque es el quinto festival del año para
Sinnamon, está visto que no aciertan con el recinto del festival. Sin en Julio sufríamos con el polvo y la lejanía del recinto del Summercase, el Ola!Festival no se iba a quedar atrás. Situado en la llamada playa de Guardias Viejas en El Ejido, el acceso al recinto era absolutamente infame. Sin ninguna señalización de la ubicación del mismo, y sin iluminación en el trayecto desde la zona de aparcamiento improvisada (no oficial), llegamos a duras penas al único descampado que queda prácticamente sin ocupar por plásticos en toda la zona de El Ejido. Una vez en el interior del recinto, con una minúscula y peligrosa zona de acampada (hubo que lamentar la muerte de una asistente por paro cardíaco), la zona de descanso brillaba por su ausencia. Con apenas dos puntos de agua, y con la norma de las botellas sin tapón, adquirir medio litro de agua, en pleno sur de España en Agosto, ascendía a la nada desdeñable cifra de 2,50 euros, más de 400 de las antiguas pesetas. Desde luego, esto de los festivales musicales, es muy rentable.

Y al igual que el
Summercase, el Ola! es un gigantesco anuncio, un enorme mercado, convirtiendo la música en un gigantesco negocio. Pero en fin, son cosas que hay que aceptar, y en definitiva, es la música lo que importa. El horario tampoco fue muy acertado. Los primeros en aparecer en el escenario fueron Islands, a una hora a la que era absolutamente imposible acudir, por lo que nuestra única opción era acudir a la presentación, por tercera vez este año en nuestro pais, de Oracular Spectacular, de MGMT.

Al igual que en la
sala Heineken de Madrid, MGMT ofrecieron un concierto divertido, a pesar del limitadísimo tiempo facilitado por la organización. En cuanto a ejecución, impecable, sobre todo debido a los excelentes musicos de apoyo que llevan estos jovencitos neoyorquinos. El mejor momento (obviando su aparición con el atuendo que no comentaremos aquí) sin duda los dos últimos temas, tocados apresuradamente, Time to Pretend y Kids (dale al play) durante la cual Andrew se propuso emular a Björk enredando todo el escenario con un ovillo de lana naranja.

El público, repleto de seguidores incondicionales de
Björk, apenas se movió de escenario para ver a Allison Goldfrapp y su homónima banda, que nos presentaba su cuarto álbum, y vuelta a los orígenes de Felt Mountain, Seventh tree.

Y para todos aquellos que ya vimos a
Goldfrapp en giras anteriores, este concierto fue en realidad una imagen especular de los de otras giras. Aunque aburrido, Allison demostró su potencia vocal y su elegancia, sin excesivos alardes, pero tampoco sin excesiva emoción. Un trámite en el festival, ante lo que se avecinaba.

Y Lo que se avecinaba era el concierto más esperado del festival, el de
Björk, del que esperábamos una demostración de fuerza, una muestra de que la islandesa tiene aún mucho que ofrecer, aún a pesar de tantos y tantos discos imprescindibles, y cuyo talento parece inagotable.

Con toda una parafernalia compuesta por una banda uniformada al estilo medieval, multitud de instrumentos y
gadgets de última generación y espectaculares llamaradas, Björk se presentaba ante miles de fieles con toda la artillería de hits, entre los que no faltaron Joga, Bachelorette, Pagan Poetry, Army of Me, Who is it?, Oceania, una bizarra versión de Cover Me y Hunter, a las primeras de cambio. Para terminar, tres perlas. La primera, sorprendente: Pluto, toda una locura electrónica que siguió con la versión rave de Hyper Ballad, y continuando el show con el single de Volta, Earth Intruders, poniendo punto y final a una maratoniana gira de 17 meses para la estrella islandesa, y dejándonos con una sensación de alegría y emoción, y sobre todo, con ganas de repetir la experiencia.

Para entonces, había quien acudía a ver a los británicos Starsailor con su pop alternativo. Pero en el otro gran escenario del recinto se presentaba otro mito de la música de los 90, Massive Attack. Otro grandísimo nombre, pero quizá, fue la mayor decepción: Con un sonido lamentable, demasiado altos los graves, y demasiado bajas las voces, pasaron sin pena ni gloria temas como Teardrop, o Safe from harm por un repertorio fundamentalmente centrado en el mítico Mezzanine.

Sin embargo, esa falta de chispa y de ambiente, acabo por empujarnos hacia la carpa, donde en breve aparecería
Crispian Mills, de vuelta con Kula Shaker, una de las bandas mas interesantes del cartel, tras su periplo con The Jeevas. Y parece que los años no pasan por el bueno de Crispian, que sigue pareciendo un veinteañero con su pelo liso y perfectamente amarillo y su camisa entallada. Empezaron fuerte con Hey Dude y continuaron ofreciendo un repertorio psicodélico donde no faltaron los temas mas étnicos, como Tattva o Govinda, que cerró el concierto. La más coreada, sin duda, fue Hush y quizá la gran ausente fue 108 Battles of the Mind. Quizá el mejor momento fue la versión del himno de ese genio llamado Daniel Johnston, titulado True Love Will Find You In The End, realmente emotiva pero totalmente desconocida para el 99% del respetable.

Tras el buen sabor de boca dejado por
Kula Shaker, era el turno de los británicos Editors, tantas veces comparados con Interpol, que empiezan a ser asiduos de los festivales veraniegos españoles. Y aunque empezaron inmejorablemente, con Blood y Munich, para meterse al público en el bolsillo, poco a poco empezaron a caer en la monotonía, que probablemente es la lacra de este talentoso conjunto. Sus canciones son todas irritantemente parecidas y sus conciertos se hacen cada vez más y más largos. Quizá sea el momento de dar un giro compositivo en una banda que prometía dar mucho que hablar, pero que parece que se esta estancando poco a poco.

Poco más había que hacer en ese descampado polvoriento rodeado por carreteras comarcales, sino seguirlas hasta alcanzar los aparcamientos entre invernaderos abandonados y bajo la luz de la luna llena de agosto, que afortunadamente, alumbró nuestra vuelta a casa, pese a todo, muy satisfechos. ¿Volveremos el año que viene?

Summercase Madrid 2008. Boadilla del Monte. 18 y 19 de Julio





Tercera edición del festival simultáneo de Sinnamon, en Madrid y Barcelona y primera edición que competía directamente con el otro gran festival veraniego en España, el Festival de Benicassim. Además, por si eso fuera poco, los hermanos Morán nos ofrecían un minifestival en la capital, el Saturday Night Fiber, con Morrissey, Mika, Babyshambles, Siouxsie, Rumble Strips y sin duda el grupo más interesante del cartel: My Bloody Valentine. En realidad, para todos aquellos que no podíamos sufragarnos un viaje a la costa, el Summercase aplastaba, a pesar de los dublineses My Bloody Valentine, al festival hermano del FIB, con grupos como Blondie, Mogwai, The Verve, Sex Pistols, The Raveonettes, Los Planetas o Grinderman, aunque sin duda no podía competir con el espectacular cartel del festival levantino, con Leonard Cohen a la cabeza.

En el plano organizativo, el festival tuvo lugar en la ubicación inmunda de las dos anteriores ediciones. Un pedregal seco y polvoriento en medio de la nada en un municipio alejado, mal comunicado y realmente caluroso en pleno verano madrileño, seco, asfixiante y casi hiriente. Con más de 20.000 almas deambulando por hectáreas de polvo (por apenas 2.500 en el Saturday Night Fiber), la organización solo tuvo a bien plantar en medio del maremagnum sonoro de 3 escenarios y una carpa (centro geográfico del recinto) unos cuantos metros cuadrados de césped para que los asistentes pudieran descansar un minuto. Si a esto le sumamos los precios abusivos de costumbre en cuanto a bebida, y no alcohólica, y a comida, y las estúpidas medidas de seguridad (prohibido introducir botellas de agua CON TAPÓN) tenemos todos los ingredientes para hacer de la estancia en el recinto un suplicio continuo. Esto quizá evidencie el tercermundismo de la capital española en materia cultural, pero en definitiva, debemos censurar a la organización en este aspecto.

Ya en plano musical, lo usual en festivales veraniegos: Mucho concierto y de poca calidad.

VIERNES

El viernes se iniciaba con la actuación de un grupo vigués, Ragdog, que nos presentaban un directo soporífero, previsible y evidente que nos hacían preguntarnos qué hacían en un festival tan importante, quizá responsabilidad de los patrocinadores que convierten este evento en un gigantesco mercado. Tras Ragdog, aparecían los británicos The Kooks, aclamadísimos por los numerosos asistentes, digamos, de clase media-alta, que poco menos que nos torturaron, bajo un sol de justicia con un concierto tan aburrido y poco inspirado como el anterior. Uno de tantos grupos sobrevalorados de la escena actual. Y hablando de grupos sobrevalorados, aparecían Dorian, en otro de los escenarios, ante de nuevo, el clamor popular. En realidad, al menos Dorian tienen una canción encantadora, titulada A cualquier otra Parte que hizo las delicias del público y sin duda fue el mejor momento de su concierto.

Se acercaba la hora de ver uno de los grupos sorprendentes y que más tenían que ofrecer del cartel, aún a pesar de dejar de ver a los históricos The Breeders. Se trata de los galeses Los Campesinos!, que ofrecieron un concierto divertidísimo, aunque plagado de fallos técnicos para nada achacables a los jovencísimos músicos. Probablemente uno de los grupos con más proyección de la escena actual. Al finalizar, debíamos presentar nuestros respetos a uno de los dinosaurios del cartel. Hablamos de The Stranglers, que con un sonido sobrio ofrecieron un concierto de hits, incluído la magnífica Golden Brown, uno de esos himnos inmortales.

Obviando a los terribles Kings of Leon, hora de reponer fuerzas y prepararnos para uno de los platos fuertes del día: los escoceses Mogwai presentando Young Team, posiblemente su disco más crudo y desgarrador, cumpliendo 10 años de su publicación. Y efectivamente, presentaron Young Team en el orden del disco y con un concierto absolutamente espectacular, brillante y tan oscuro como potente, eso sí, salpicado por pequeños fallos de sonido que en realidad, poco importaron. Nos dejaron uno de los momentos estelares del festival con la maravillosa Mogwai fear Satan. Paralelamente, Facto Delaté y las Flores Azules presentaban su peculiar estilo musical, y quizá algo sobrevalorado, en la carpa, sin duda no tan poblada como el escenario de Mogwai, tras los que aparecieron en el escenario los brasileños Cansei de Ser Sexy, ofreciéndonos un concierto machacón, monótono y en esencia, y siendo concisos, insoportable.

Tras el cataclismo musical de dimensiones bíblicas creado por Mogwai, cualquier cosa que sonara en el recinto sonaría a juego de niños. Aún así, era demasiado tentador ver como se arrastra Johnny Rotten 30 años después de muerto y enterrado su grupo, ese producto de marketing llamado Sex Pistols. Y así fue, un concierto absolutamente patético y ridículo, totalmente innecesario. Retírense ya, por favor.

Afortunadamente la organización dio una alternativa al despropósito de Rotten y los suyos, los deliciosos Raveonettes, herederos del sonido (casi plagio, debemos decir) de Jesus and Mary Chain, esta vez sin el apoyo de Sharin Foo, en su hogar, embarazada, pero con su hermana en las tareas vocales. El cambio de formación se completaba con una guitarrista adicional y un bajo programado, pero con todo y con eso, ofrecieron un concierto digno.

Pasado el trago de los Pistols, aparecían en el escenario grande un grupo que siempre dio la sensación de que perdió la gracia hace tres años. Hablamos de Kaiser Chiefs, grupo que, si hubo un momento ideal para verles en directo, desde luego no es ahora. Un grupo musicalmente paupérrimo, sin ningún talento, pero que incomprensiblemente gusta, y de qué manera. Su directo es el típico, el de siempre, con los mismos chistes, los mismos bailes y las mismas gracias que de costumbre. Pero es un grupo que atrae a masas y es un caramelo difícil de rechazar para la organización.

Ya con la madrugada cerrada sobre el cielo madrileño, y paralelamente al show de Kaiser Chiefs, Gruff Rhys (Super Furry Animals) se presentaba en otro de los escenarios con su banda paralela, Neon Neon, ofreciendo un concierto curioso, con su estilo ecléctico, mezcla de Indie, pop, Hip-hop, techno y tantas y tantas músicas. Un buen concierto para pasar el tiempo.

Y el tiempo pasó hasta media hora después de lo programado, para el último concierto del día, un clásico en los festivales españoles, y el grupo más grande del Indie español. Hablamos, por supuesto, de Los Planetas. Y qué decir de J y compañía en directo. Quizá que ver un concierto bueno suyo es tan difícil como ver a España ganar la Eurocopa. Y ésta no iba a ser la noche que presenciáramos un concierto decente de Los Planetas. Con un estado físico digamos que dudoso, abrieron el concierto con temas de su último y gran disco, La Leyenda del Espacio, que evidenciaron carencias graves en la ejecución, errores de banda aficionada, y algo más, algo que faltaba en su sonido, que lo convertía en rutinario. Y esa falta de entusiasmo convirtió en un mero trámite temas tan especiales como Corrientes Circulares en el Tiempo. Sus temas nuevos son exactamente igual que los publicados en su último álbum, pero ya les conocemos, sabíamos que iban a dar un concierto malo, y no importa. La música independiente le debe mucho a Los Planetas.

SÁBADO

El segundo día de festival se vislumbraba como una jornada de posibles sorpresas y oportunidades únicas de ver a grupos míticos, tales como Blondie y The Verve.

La jornada se iniciaba con la puesta en escena del grupo paralelo de Genis (Astrud), Hidrogenesse, a eso de las 6 de la tarde en una carpa inusualmente poblada con el termómetro pasando de los 40 grados holgadamente. Qué decir de Hidrogenesse. Básicamente que mejor tomarnos su música como una broma.

Era hora de salir de la carpa y enfrentarse al calor de Julio para ver el entrañable concierto de Edwyn Collins, ex – Orange Juice, que tras dos hemorragias cerebrales y dos años de rehabilitación, volvía a los escenarios, apenas sin habla y hemiplégico, pero rodeado de excelentes músicos y con una voz sorprendentemente buena pese a su mal estado. Un gran directo incluso ignorando sus dificultades físicas.

Tras Edwyn Collins, era el momento de pasar a ver a uno de los grandes del pasado, que no del presente, Ian Brown, sabiendo que Mani, el grandísimo bajista de Stone Roses, tocaría horas después con Primal Scream, y elucubrando qué pasaría si apareciera Mani en escena. Tras varios temas, tediosos, de Brown en solitario, en efecto, apareció Mani en escena para ponernos nostálgicos con himnos pasados, himnos firmados por ese grupo de culto, Stone Roses, firmando otro de los mejores momentos del festival, coreando, en medio del polvo y la grava del piso, I Am The Resurrection.

Después de Ian Brown, uno de esos largos periodos de tiempo muerto antes de divisar la figura de Nick Cave, pero sin los Bad Seeds, y con su grupo Grinderman, en escena. Y nada más decepcionante. Cave nos mostró un concierto sucio, al más puro estilo de sus inicios, lejos de la elegancia, decadencia y oscurantismo de sus grandes Bad Seeds, y nos hizo pensar cuán lícito es tal despropósito siendo una estrella del rock tan grande como es.

Era hora de ver qué se cocía en uno de esos grupos que uno tiene curiosidad por ver. Hablamos de los chicos de Debbie Harry, toda una rockera a sus 63 años, Blondie. Y para el asombro absoluto de todos los asistentes, ya fueran fans declarados o no, presenciamos el mejor concierto (junto a Mogwai) de todo el festival. Absolutamente inmenso. 45 minutos con el acelerador a fondo, hit tras hit, himno tras himno, hasta culminar el concierto con Atomic, clímax absoluto del setlist y The Tide is High. La ovación más merecida y gustosa por parte del respetable en los dos días del festival. Desde ese momento, todos amamos un poco más a Debbie Harry, que con su sola presencia en un escenario, es capaz de meterse al público en el bolsillo de sus shorts rojos.

Solapándose con el último tema de Blondie, aparecieron Interpol en otro de los escenarios, en su primera presencia veraniega en nuestro país. Los neoyorquinos ofrecieron un repertorio pobre, quizá no muy adecuado para un festival de verano, basado en el mediocre Our Love to Admire, y salpicado por momentos de inspiración de sus otros dos álbumes. En la ejecución estuvieron fallones, llegando a interrumpir Obstacle 1. No fue el mejor concierto que pudimos presenciar, ni mucho menos de la genial banda de Paul Banks.

De nuevo debíamos visitar el escenario donde nos habíamos quedado boquiabiertos con Blondie para ver cómo se comportaban Maxïmo Park, grupo que fue de más a menos con su segundo álbum, Our Earthy Pleasures. Y al igual que Kaiser Chiefs, pero eso sí, con un talento infinitamente superior, éste no es el momento adecuado para ver un concierto suyo. Los mejores momentos obviamente, corresponden a su primer álbum, A Certain Trigger. El resto, monótono, invitaba a acudir a la docena de metros cuadrados de césped a reponer fuerzas.

Ya de madrugada, podíamos vislumbrar el ocaso del festival, y lo hacíamos con el retorno de una de las bandas míticas de los 90 (no olvidemos que son mucho más que Urban Hymns), The Verve, con la formación original. Ofrecieron un concierto excelente, con los temas que todos esperábamos, y además, de propina This is Music de A Northern Soul, y su nuevo single que sonó inesperadamente bien. Ni qué decir tiene que los temas más coreados fueron , Space and Time, Sonnet, The Drugs don’t work y evidentemente, Bittersweet Symphony. Todos aquellos que nunca antes habíamos presenciado un concierto de The Verve, vimos como Richard Ashcroft mueve a sus seguidores como nadie. Como pez en el agua en un escenario.

El punto final lo ponían Primal Scream, con el respetable en un estado etílico espectacular. Quizá no se dieron cuenta del tedio que dieron estos dinosaurios del Indie británico. Primal Scream es un grupo lo suficientemente grande como para dejar de ser tan pretenciosos. Un grupo de su categoría no debe dar un concierto tan monótono, hasta el punto que los temas de Screamadelica parecían del XTRMNTR y temas como Accelerator, un absoluto subidón de adrenalina, pasan tan desapercibidos como una gota de agua en el Océano Pacífico.

Ya no había razón para permanecer ni un minuto más en ese lugar impío. Los cada vez más numerosos (incomprensiblemente) dj’s de techno, house y música basura en general nos empujaban a abandonar, por otro año, el Summercase, a cortarnos la pulsera de plástico barato y a archivar en nuestra memoria tantos momentos de inspiración como de desesperación. Hasta el año que viene, que volveremos a bañarnos en polvo

Entrevista a The City Lights para Rated-Muzik





Cuatro años despues de la edición en España de su notorio álbum de debut, Escape From Tomorrow Today, los australianos The City Lights editan su segundo álbum, titulado El Sol, que retoma el sonido Powerpop que les hizo conocidos. Tras tan largo paréntesis artístico, James Roden, cantante y guitarrista del grupo, nos cuenta qué han estado haciendo y qué esperan del futuro:

Vuestro sonido veraniego y alegre, el nombre de vuestro disco…, ¿Habéis editado El Sol en verano por casualidad? Bueno, al menos verano en Europa…

¡Hola España! ¡Nos alegra saber de vosotros de nuevo! Editamos el álbum en otoño en Australia y en verano en España, pero lo que es más importante, lo escribimos en verano. El nombre del álbum es un tributo a España, ya que pasamos muy buenos momentos allí y nos convertimos en una banda diferente. Expandimos nuestros horizontes y conocimos mundo. Nos abrimos a nuevos estilos musicales y nos animamos mucho como banda. El primer álbum lo escribí en mi habitación, y tiene un poco más de tensión. En este segundo álbum nos animamos más y nos relajamos, gracias a España. Pero como en España, aún hay algo ardiente, así que ¡No os preocupeis! Acerca del título, disfrutamos mucho tocando en la sala madrileña llamada El Sol, así que nos dijimos: ¿Por qué no?

¿Qué podemos encontrar en El Sol, que no encontramos en vuestro primer disco, Escape From Tomorrow Today?

Encontraréis guitarras acústicas, trompetas, más teclados, más percusión, más canciones, más armonía, más alegría, más potencia. Es simplemente más grande y más luminoso que nuestro primer álbum. Hay más estilos de canciones y en la mezcla sacamos todos los instrumentos diferentes. La banda tiene invitados adicionales y miembros nuevos, por lo que es más grande que Escape From Tomorrow Today. Nos encanta nuestro primer álbum, pero solo somos nosotros cuatro encerrados en una pequeña habitación. En este álbum hay más colaboraciones y tenemos dos miembros nuevos, tenemos dos percusionistas tocando simultáneamente, uno por cada altavoz (¡usad auriculares!) en algunas canciones. Tocamos mejor y tenemos mejor equipo.

¿Qué perspectivas teneis con El Sol despues del éxito de vuestro primer álbum?

Pensamos que seríamos la mejor banda de Australia despues de este álbum - quizá España tenga que rescatarnos. En nuestra cabeza somos un grupo de masas. Nos encanta tocar en The City Lights y nos gustaría hacerlo todo el tiempo. Así que teníamos muy buenas perspectivas antes, durante y despues de grabar éste álbum. Todos nos echamos de menos los unos a los otros y no podemos esperar para grabar nuestro tercer álbum, aunque no antes de nuestra gira por España.

¿Qué os ha hecho reuniros despues de varios años desde que editasteis vuestro primer álbum?

Nos encanta, realmente. Nos respetamos los unos a los otros como personas y como músicos, y no podíamos esperar más para grabar. Tuvimos que trabajar las canciones para terminarlas y entonces encontrar un momento libre para todos nosotros, entrar en el estudio, bebernos unas cervezas y terminarlo. Lo pasamos bien grabando El Sol y estamos muy orgullosos y felices de que haya salido con Bittersweet (records) otra vez.

¿Qué hay de vuestros proyectos musicales paralelos? Hemos oído que sois parte de un colectivo musical.

The City Lights es mi única banda (James Roden, Cantante y Guitarrista). Los demás están en diferentes bandas: Kit Warhurst (batería) toca en Rocket Science, Bruno Brayovic (guitarra) toca con Peabody. Danny Allen (guitarra) toca con Youth Group. Mi hermano Harry Roden (batería) toca en una banda llamada Hoolahan and Gra Trewin (batería) toca en una banda llamada Silo, ¡así que es muy dificil juntarnos!

Una pregunta sobre vuestro futuro: ¿Seguiréis editando discos como The City Lights o tendremos que esperar para volver a saber algo de vosotros?

Como banda acordamos que nunca nos disolveríamos. Los componentes pueden irse o venir, pero continuaremos sacando discos. Casi hemos terminado de escribir nuestro tercer álbum, que va a ser muy crudo. Puede ser nuestro último álbum o quizá hagamos cinco más, no lo sabemos, pero no hay necesidad de dejarlo mientras no tengamos ninguna presión que nos impida seguir adelante. No peleamos como banda, nos encanta.

Supimos la semana pasada que el gobierno francés va a considerar a cualquier persona que descargue cualquier tipo de música de internet como criminal ¿Qué pensáis sobre eso?

Tendría que saber más sobre eso para tener una opinión ¿Es descargar música gratis, es decir, robo criminal? ¿No era ya crimen? Si alguien robara mi disco, me molestaría, pero si quieren escucharlo antes de comprarlo o no comprarlo, entonces genial. Realmente no me gustan mucho los ladrones, y la música está siendo constantemente devaluada, así que no tengo mucha simpatía hacia ellos. Me encanta comprar discos, mirar las portadas y leer las letras.

Todos sabemos que la música va sobre modas y negocio, pero ¿creéis que algún dia el powerpop volverá a ser una música de masas?

Eso espero…, de verdad…

¿Podríais darnos vuestra opinión sobre la escena musical actual? ¿Os gusta alguna banda en especial?

Creo que la escena musical australiana en la actualidad es terrible. Estaba bien hace un par de años, pero ahora todas las bandas solo son grupos con cortes de pelo a la moda y sin canciones, o lo que es peor, con mierda disco electrónica. Siento decir que lo odio, por el momento. Siempre hay buenos grupos, pero mis grupos favoritos son los de los chicos que mencioné antes.

¿Tenéis planeada alguna gira en Europa?

Apuesta por ello. El sello nos quiere por ahí sobre Noviembre. Tenemos que encontrar tiempo, así que probablemente ¿Diciembre, Enero, Febrero? No podemos esperar para volver.

Hold on now, Youngster..., Los Campesinos!


Uno de los grupos que están pegando fuerte en este 2008 son los galeses Los Campesinos!. Es evidente que no son un grupo usual, y no sólo por el nombre que han adoptado, sino por todo lo que les rodea. Su ascensión absolutamente fulgurante al estrellato del pop independiente, su peculiar sonido, y su genial álbum de debut, recuerdan a lo que pasó hace un par de años con los neoyorquinos Clap Your Hands Say Yeah!.Y es que en ambos casos fue internet, y más en concreto, Myspace, quien les encumbró en tan poco tiempo, gracias al apoyo popular (y que digan los franceses que descargar música es delito…) fueron descubiertos por un sello y aportaron algo diferente, aunque en caso de Clap Your Hands Say Yeah! fue bastante efímero, y duró tanto como su excelente primer disco hasta la llegada del no tan inspirado segundo álbum.

Por el momento, y en el caso de Los Campesinos! podemos disfrutar de un increíble álbum de debut, que nos trae un sonido alegre, rápido, inmediato y sobre todo divertido. En múltiples entrevistas a la banda (de nada menos que 7 miembros) manifestaron que la idea de Los Campesinos! era hacer canciones para divertirse como banda, y sin duda, lo consiguen, y además, a todo aquel que escucha Hold On Now, Youngster…

Si tuviéramos que definir el sonido de Los Campesinos! de forma rápida, clara y concisa, podríamos decir que sería el resultado de dopar a The New Pornographers y darles 40 minutos para tocar todo lo que ellos quisieran. Hold On Now, Youngster… es el hedonismo puro. Un disco totalmente plano y con todas las canciones practicamente iguales, pero ¿a quién le importa cuando tiene tantas ganas de divertirse?

Los cinco primeros cortes del álbum es lo más parecido a lanzarse colina abajo sin frenos. Encontramos algunos de los primeros temas de la banda como Death to los Campesinos! que les hicieron populares, o Please Don’t Tell me to do the Math(s) y por supuesto esa locura titulada Broken Heartbeats Sounds Like Breakbeats. Alcanzamos un ligero momento de calma con Knee deep at ATP, seguida por la excelente, y quizá único tema que se desmarca un ápice del resto del álbum: This Is How You Spell “Hahaha, We Destroyed the Hopes and Dreams of a Generation of Faux-Romantics”

Este momento de calma solo da paso a nueva furia adolescente encabezada, sin lugar a dudas por otro de los temas que les dieron la fama, y probablemente el mejor corte del disco, You! Me! Dancing!, seguido por …And We Exhale and Roll Our Eyes in Unison y la grandísima Sweet Dreams, Sweet Cheeks, poniendo la guinda a esta vorágine punk-pop con el bonus track: 2007: The Year Punk Broke (My Heart).

Así es el primer disco de Los Campesinos!, brillante, sin ningún punto bajo, divertido, jovial, alegre y sobre todo fresco. Un disco veraniego, y un grupo festivalero. Los disfrutarán todos aquellos que asistan al Summercase, el tercer fin de semana de Julio.

MGMT, Sala Heineken, Madrid, 30 de Mayo de 2008




Uno de los fenómenos musicales del año, y quizá el más fulgurante, los neoyorquinos MGMT, presentaron en nuestro país su sorprendente y heterogéneo disco de debut, Oracular Spectacular, en el festival Primavera Sound de Barcelona y en la capital, en la sala Heineken.

Para estos chicos de Brooklyn la fama y la notoriedad les apareció de manera tan súbita como desmesurada. Su pose psicodélica-sesentera, su planta en el escenario y, por qué no decirlo, su magnetismo y atractivo físico les han hecho disfrutar de una legión de seguidores y fans cuyas dimensiones son inusitadas.

Y resulta curioso que un grupo novel levante tal polvareda. Pero haciendo honor a la verdad, Oracular Spectacular es uno de los descubrimientos musicales del año. Todo un catálogo de influencias y similitudes que colorean un álbum sino sublime, al menos muy inspirado.

Todas estas eran buenas razones para ver como se comportaban sobre el escenario. Con unos teloneros de lujo, Clovis, injustamente maltratados por parte del público que o bien no había oído su nombre jamás, o bien procedían de fuera de España, persiguiendo al grupo, que no supieron disfrutar de un excelente set acústico. Además, pudimos comprobar en los momentos previos cómo a pesar de ser un fenómeno mediático, siguen siendo un grupo fundamentalmente amateur. En giras de esta índole, el grupo contrata a empleados que se encargan de montar y desmontar el escenario, afinar instrumentos y organizar el backline en general, pero esta vez fueron los músicos, el parsimonioso bajista y el excéntrico guitarrista solista quienes pusieron el escenario a punto.

Tras hacerse esperar unos 40 minutos, aparecieron sobre el escenario el joven dúo con una indumentaria digamos que cuestionable, iniciando el show con Weekend Wars, para el regocijo del (esta vez no tanto) respetable. Y en seguida quedó demostrado que estos chicos no se rodean de cualquiera a la hora de tocar en directo. El parsimonioso bajista se mostró tan efectivo como talentoso y el guitarrista demostró que tenía tablas y dio toda una demostración de cómo hacer sonar una guitarra.

Con la adición de los músicos de apoyo quedó demostrado, tras la interpretación del tercer corte de Oracular Spectacular, The Youth, que la riqueza de matices presente en el sonido de MGMT en estudio disminuía notablemente en beneficio de un sonido más compacto, más de banda, algo que se agradece, ya que demuestran una madurez musical que no está presente en el álbum.
Poco a poco iban agotándose los cortes más desconocidos de Oracular Spectacular, como 4th Dimensional Transition, Pieces of What, Future reflections, Of Moons, Birds and Monsters (el mejor momento del concierto de largo) o The Handshake. Solo quedaba margen de maniobra con los hits. Y el primero de ellos fue Electric Feel que convulsionó a los asistentes y desató la furia contenida hasta entonces.

Lo cierto es que no quedaba ninguna sorpresa. Faltaban los dos mejores temas del álbum, Kids y Time to Pretend, y era justo eso lo que el gentío había ido a ver. Por fin, y tras un épico tema nuevo, sonaron los acordes de ese primer y espectacular single llamado Time to Pretend que coreó el público (¿es que nadie entiende que corear “Loroló” estropea el momento, que parece el Vicente Calderón?).

Ya en los bises, era evidente qué iba a aparecer. Faltaba Kids y los chicos de Brooklyn le dieron a la gente lo que quería. Aunque esta vez sí decepcionaron. Hasta ese momento había sido un concierto impecable de pop-rock. Utilizaron Kids para montar una fiesta en el escenario y estropearon uno de los mejores temas del año. Uno no paga una entrada para pulsar simplemente el play, algo que uno puede ver cualquier fin de semana en cualquier antro inmundo, eso sí, sin los bailes de Andrew y Ben. Esto no importó al público que se desató ya por completo formándose mareas humanas más propias de conciertos de grupos con una carrera musical eminente y lograda.

Así, MGMT demostraron tener un directo potente, con sonido excelente, debido a los magníficos músicos de apoyo y bastante alejado del sonido pop y bailongo de Oracular Spectacular, aunque alguien debería decirles que los grandes temas hay que tocarlos de verdad. Lo que resulta realmente increible es el ejército de fans con la pulsera del Jueves de Primavera Sound que acompañaron al grupo, cosa que es mas propia de épocas pretéritas, de Almost Famous, o incluso de New Kids On The Block. ¿Merecen MGMT tal fanatismo? Y sobre todo: ¿Hasta donde llegarán estos jóvenes imberbes?

Tindersticks, The Hungry Saw



Si tenemos que pensar en un grupo de los 90 con verdadera personalidad y sonido absolutamente reconocible, nos vendrá a la cabeza la formación del gran Stuart Staples: Tindersticks.

Es difícil encontrar a grandes grupos de los 90 que consigan mostrarnos algo cuando menos digno, y no un pretexto para hacer una gira y llenar de paso la nevera de su casa durante un par de años (¿Alguien ha escuchado Third de Portishead?). Y queda demostrado que Tindersticks no es uno de esos grupos.
Su sonido característico se basa en una fórmula simple, canciones de, digamos, elegancia decadente, apoyadas en la voz de crooner de Staples y con delicadas y deliciosas secciones de viento y cuerda, omnipresentes (canciones para escuchar en un piano-bar de madrugada con un vaso de whisky solo), aunque por supuesto, dejando hueco a composiciones alegres y optimistas, introduciendo de cuando en cuando una colorida voz femenina (como la de Isabella Rossellini en A Marriage Made in Heaven). Con esta fórmula han sobrevivido más de 15 años, siempre en la sombra, pero siempre presentes. Y siguiendo esa fórmula nos presentan The Hungry Saw, su primer trabajo desde el flojo Waiting for the Moon de 2003, alejando los rumores para nada infundados de su definitiva y completa disolución.


Evidentemente, The Hungry Saw no llega ni a acercarse a un kilómetro de sus tres grandes obras, sus homónimos primer y segundo álbum y el maravilloso Curtains, pero aún así encontramos piezas excelentes. La primera de ellas es el segundo corte, despues de la introducción instrumental, Yesterday Tomorrows, que nos deja una extraña sensación de Dejá Vù y nos transporta al año 1994. Tras un pasaje en el que solo podemos destacar The Flicker of a Little Girl, volvemos a encontrar otro de esos temas marca de la casa. Hablamos de The Other Side of the World, otra canción de perdedores, para dejar paso al segundo corte instrumental, The Organist Entertains, que sirve como marca divisoria de ambas mitades del álbum.

Tras esta primera mitad, más que interesante, encontramos The Hungry Saw, un excelente tema cuyo riff recuerda a uno de sus primeros éxitos, Marbles. Posteriormente encontramos Mother Dear con cierto aire coheniano post Songs of Love and Hate, para encontrarnos con Boobar, uno de los mejores cortes del disco. Tras el trámite de All the Love, el disco muere con su mejor tema, The Turns We Took, que nos deja un inmejorable sabor de boca y pone el punto final a un retorno que no nos ha decepcionado en absoluto.

Como en todos estos casos, el lanzamiento de disco viene acompañado por una esperadísima gira. Y esta vez, por el momento, los únicos afortunados de ver a Tindersticks en directo serán los asistentes al Primavera Sound de Barcelona (creo que hay ya pocas opiniones en contra de que sea el mejor festival de España), el 31 de Mayo.

Esperemos que se acuerden del resto de mortales allá por otoño, fechas tradicionalmente de giras europeas. Mientras tanto, seguiremos disfrutando de The Hungry Saw.