
Uno de los fenómenos musicales del año, y quizá el más fulgurante, los neoyorquinos MGMT, presentaron en nuestro país su sorprendente y heterogéneo disco de debut, Oracular Spectacular, en el festival Primavera Sound de Barcelona y en la capital, en la sala Heineken.
Para estos chicos de Brooklyn la fama y la notoriedad les apareció de manera tan súbita como desmesurada. Su pose psicodélica-sesentera, su planta en el escenario y, por qué no decirlo, su magnetismo y atractivo físico les han hecho disfrutar de una legión de seguidores y fans cuyas dimensiones son inusitadas.
Y resulta curioso que un grupo novel levante tal polvareda. Pero haciendo honor a la verdad, Oracular Spectacular es uno de los descubrimientos musicales del año. Todo un catálogo de influencias y similitudes que colorean un álbum sino sublime, al menos muy inspirado.
Todas estas eran buenas razones para ver como se comportaban sobre el escenario. Con unos teloneros de lujo, Clovis, injustamente maltratados por parte del público que o bien no había oído su nombre jamás, o bien procedían de fuera de España, persiguiendo al grupo, que no supieron disfrutar de un excelente set acústico. Además, pudimos comprobar en los momentos previos cómo a pesar de ser un fenómeno mediático, siguen siendo un grupo fundamentalmente amateur. En giras de esta índole, el grupo contrata a empleados que se encargan de montar y desmontar el escenario, afinar instrumentos y organizar el backline en general, pero esta vez fueron los músicos, el parsimonioso bajista y el excéntrico guitarrista solista quienes pusieron el escenario a punto.
Tras hacerse esperar unos 40 minutos, aparecieron sobre el escenario el joven dúo con una indumentaria digamos que cuestionable, iniciando el show con Weekend Wars, para el regocijo del (esta vez no tanto) respetable. Y en seguida quedó demostrado que estos chicos no se rodean de cualquiera a la hora de tocar en directo. El parsimonioso bajista se mostró tan efectivo como talentoso y el guitarrista demostró que tenía tablas y dio toda una demostración de cómo hacer sonar una guitarra.
Con la adición de los músicos de apoyo quedó demostrado, tras la interpretación del tercer corte de Oracular Spectacular, The Youth, que la riqueza de matices presente en el sonido de MGMT en estudio disminuía notablemente en beneficio de un sonido más compacto, más de banda, algo que se agradece, ya que demuestran una madurez musical que no está presente en el álbum.
Poco a poco iban agotándose los cortes más desconocidos de Oracular Spectacular, como 4th Dimensional Transition, Pieces of What, Future reflections, Of Moons, Birds and Monsters (el mejor momento del concierto de largo) o The Handshake. Solo quedaba margen de maniobra con los hits. Y el primero de ellos fue Electric Feel que convulsionó a los asistentes y desató la furia contenida hasta entonces.
Lo cierto es que no quedaba ninguna sorpresa. Faltaban los dos mejores temas del álbum, Kids y Time to Pretend, y era justo eso lo que el gentío había ido a ver. Por fin, y tras un épico tema nuevo, sonaron los acordes de ese primer y espectacular single llamado Time to Pretend que coreó el público (¿es que nadie entiende que corear “Loroló” estropea el momento, que parece el Vicente Calderón?).
Ya en los bises, era evidente qué iba a aparecer. Faltaba Kids y los chicos de Brooklyn le dieron a la gente lo que quería. Aunque esta vez sí decepcionaron. Hasta ese momento había sido un concierto impecable de pop-rock. Utilizaron Kids para montar una fiesta en el escenario y estropearon uno de los mejores temas del año. Uno no paga una entrada para pulsar simplemente el play, algo que uno puede ver cualquier fin de semana en cualquier antro inmundo, eso sí, sin los bailes de Andrew y Ben. Esto no importó al público que se desató ya por completo formándose mareas humanas más propias de conciertos de grupos con una carrera musical eminente y lograda.
Así, MGMT demostraron tener un directo potente, con sonido excelente, debido a los magníficos músicos de apoyo y bastante alejado del sonido pop y bailongo de Oracular Spectacular, aunque alguien debería decirles que los grandes temas hay que tocarlos de verdad. Lo que resulta realmente increible es el ejército de fans con la pulsera del Jueves de Primavera Sound que acompañaron al grupo, cosa que es mas propia de épocas pretéritas, de Almost Famous, o incluso de New Kids On The Block. ¿Merecen MGMT tal fanatismo? Y sobre todo: ¿Hasta donde llegarán estos jóvenes imberbes?
No hay comentarios:
Publicar un comentario