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domingo, 31 de agosto de 2008

Tindersticks, The Hungry Saw



Si tenemos que pensar en un grupo de los 90 con verdadera personalidad y sonido absolutamente reconocible, nos vendrá a la cabeza la formación del gran Stuart Staples: Tindersticks.

Es difícil encontrar a grandes grupos de los 90 que consigan mostrarnos algo cuando menos digno, y no un pretexto para hacer una gira y llenar de paso la nevera de su casa durante un par de años (¿Alguien ha escuchado Third de Portishead?). Y queda demostrado que Tindersticks no es uno de esos grupos.
Su sonido característico se basa en una fórmula simple, canciones de, digamos, elegancia decadente, apoyadas en la voz de crooner de Staples y con delicadas y deliciosas secciones de viento y cuerda, omnipresentes (canciones para escuchar en un piano-bar de madrugada con un vaso de whisky solo), aunque por supuesto, dejando hueco a composiciones alegres y optimistas, introduciendo de cuando en cuando una colorida voz femenina (como la de Isabella Rossellini en A Marriage Made in Heaven). Con esta fórmula han sobrevivido más de 15 años, siempre en la sombra, pero siempre presentes. Y siguiendo esa fórmula nos presentan The Hungry Saw, su primer trabajo desde el flojo Waiting for the Moon de 2003, alejando los rumores para nada infundados de su definitiva y completa disolución.


Evidentemente, The Hungry Saw no llega ni a acercarse a un kilómetro de sus tres grandes obras, sus homónimos primer y segundo álbum y el maravilloso Curtains, pero aún así encontramos piezas excelentes. La primera de ellas es el segundo corte, despues de la introducción instrumental, Yesterday Tomorrows, que nos deja una extraña sensación de Dejá Vù y nos transporta al año 1994. Tras un pasaje en el que solo podemos destacar The Flicker of a Little Girl, volvemos a encontrar otro de esos temas marca de la casa. Hablamos de The Other Side of the World, otra canción de perdedores, para dejar paso al segundo corte instrumental, The Organist Entertains, que sirve como marca divisoria de ambas mitades del álbum.

Tras esta primera mitad, más que interesante, encontramos The Hungry Saw, un excelente tema cuyo riff recuerda a uno de sus primeros éxitos, Marbles. Posteriormente encontramos Mother Dear con cierto aire coheniano post Songs of Love and Hate, para encontrarnos con Boobar, uno de los mejores cortes del disco. Tras el trámite de All the Love, el disco muere con su mejor tema, The Turns We Took, que nos deja un inmejorable sabor de boca y pone el punto final a un retorno que no nos ha decepcionado en absoluto.

Como en todos estos casos, el lanzamiento de disco viene acompañado por una esperadísima gira. Y esta vez, por el momento, los únicos afortunados de ver a Tindersticks en directo serán los asistentes al Primavera Sound de Barcelona (creo que hay ya pocas opiniones en contra de que sea el mejor festival de España), el 31 de Mayo.

Esperemos que se acuerden del resto de mortales allá por otoño, fechas tradicionalmente de giras europeas. Mientras tanto, seguiremos disfrutando de The Hungry Saw.

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